La microscopia confocal de reflectancia (MCR) es una técnica no invasiva para la captación de imágenes de la piel in vivo que utiliza un láser cercano al infrarrojo de 830nm. Sin embargo, la imagen de MCR se utiliza principalmente para el diagnóstico de melanomas y cáncer cutáneo no melanoma, particularmente en aquellos casos difíciles en los que la dermatoscopia no es tan útil. Un varón de 74 años de edad se presentó en nuestro servicio con una lesión muy pigmentada en su abdomen derecho (fig. 1) que había aparecido un año antes y crecía lentamente. La imagen dermatoscópica de la lesión no mostraba ningún elemento definitorio de su naturaleza exacta (melanocítica o no melanocítica). La pigmentación intensamente negra de la lesión, la presencia de una zona central con velo (que se observa normalmente en las lesiones melanocíticas malignas) y por último su tendencia a aumentar de tamaño hicieron que el examen dermatoscópico no fuera suficiente, impulsándonos a utilizar la MCR. Dicha técnica (fig. 2) destacó la presencia de una capa fisiológica granuloespinosa células atípicas o diseminación maligna. A mayor profundidad se evidenció una proyección bulbosa de la unión dérmica-epidérmica con hallazgos compatibles con un diagnóstico de queratosis seborreica altamente pigmentada, también denominada melanoacantoma. Una variante poco frecuente de queratosis seborreica clínicamente resaltable por su pigmentación oscura. En la literatura se detectan pocos datos relativos a la utilidad de la MCR para el diagnóstico del melanoacantoma. Shahriari et al. (2016) publicaron un caso de una mujer de 51 años afectada de melanoacantoma en la que en la captación de imagen de MCR, caracterizada por epidermis hiperplásica con numerosas células dendríticas ovilladas, sin poder descartar una lesión melanocítica atípica. Nuestra experiencia subraya la utilidad de la MCR como herramienta para el diagnóstico del melanoacantoma.
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