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Vol. 91. Núm. 3.
Páginas 109-111 (marzo 2000)
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Fernando A Navarro
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LENGUAJE Y DERMATOLOGÍA


Consultorio

FERNANDO A. NAVARRO

Servicio de Traducción Médica (PSBDS). F. Hoffmann-La Roche SA. Basilea (Suiza).

Correspondencia: 

FERNANDO A. NAVARRO. 

Liebrütistrasse 24. CH-4303 Kaiseraugst (Suiza). 

fernando.navarro@roche.com


La respuesta de los lectores al llamamiento del Comité de Redacción de Actas Dermo-Sifiliográficas para que enviaran dudas o preguntas relativas al uso del lenguaje médico podría calificarse de moderada. Tres meses después de publicarse la última entrega de mi glosario dermatológico de dudas inglés-español tengo ya sobre la mesa una docena de consultas pendientes, todas realmente interesantes. A razón de dos respuestas por mes (que es el ritmo que me he propuesto seguir) tengo material suficiente, pues, para mantener en marcha este consultorio de lenguaje médico hasta el otoño. La continuidad de esta sección de la revista a partir de esta fecha dependerá, lógicamente, de la reacción por parte de los lectores.

Entre las consultas recibidas hasta ahora llama la atención el hecho curioso de que la mayoría de ellas se hayan amparado en el discreto anonimato ofrecido por la revista. En consonancia con esta tendencia mayoritaria, he decidido iniciar esta nueva sección con dos consultas planteadas por un mismo consultante anónimo.

1. SEVERE

«Tengo la impresión de que en los últimos años se abusa entre lo médicos españoles de tres palabras: patología, severo y objetivar. En cuanto a la primera de ellas estoy totalmente de acuerdo con Navarro en que debe evitarse su uso (yo diría abuso) "como sínónimo de enfermedad, dolencia o afección".

Me ha extrañado mucho que no haya incluido en su glosario el término severe. En mi experiencia de varias décadas leyendo textos de dermatología en inglés he observado que el uso de severe en los mismos es relativamente reciente. Antes la degradación de la intensidad de cualquier signo, síntoma o dato de laboratorio se expresaba con los términos mild, moderate y marked. Luego, este último empezó a ser sustituido por severe. Y ni cortos ni perezosos los españoles empezaron a traducirlo por severo como sinónimo de marcado, intenso o grave. Hasta entonces yo creo que sólo se había empleado ese adjetivo para referirse a padres o educadores, pero nunca a las enfermedades.

Tal vez sea en dermatología donde más éxito haya tenido ese adjetivo, pues nos permite decir que en un paciente determinado una enfermedad de la piel (que rara vez reviste auténtica gravedad, es decir, peligro para la vida) es más intensa, marcada o extensa de lo habitual. Por ejemplo, ante una psoriasis muy extensa no parece lógico decir psoriasis grave, pero queda bien llamarla severa. Lo mismo podemos decir de formas especialmente intensas de acné o de dermatitis atópica, ya que difícilmente las podremos llamar graves. En mi opinión el hallazgo de esta muletilla lo que hace es empobrecer el lenguaje, pues siempre será más informativo decir acné noduloquístico extenso que acné severo. Le agradecería mucho su opinión sobre esto.

Por último, me va a permitir que hable del verbo objetivar, que últimamente se emplea mucho en lugar de ver, encontrar, hallar u observar. En este caso no parece un anglicismo, por lo que no tenía cabida en su glosario, pero me parece que puede acompañar en esta consulta a los dos términos anteriores como otro ejemplo de muletilla del lenguaje médico actual.»

Anónimo

Respuesta

De las tres palabras que trae a colación el anónimo autor de esta consulta, la primera y la última no necesitan mayores aclaraciones, así que me centraré exclusivamente en los problemas que plantea la segunda: severe.

Se extraña el consultante de no hallarla en el glosario dermatológico de dudas. La ausencia de severe no se debe a despiste por mi parte, sino a mi decisión consciente de incluir en el glosario tan sólo las palabras directamente relacionadas con la dermatología. De esta forma quedaron fuera del glosario no sólo severe, sino muchísimas otras palabras de traducción difícil o engañosa frecuentes en los textos dermatológicos, pero que sólo a duras penas podrían considerarse propias de la dermatología, como actual, American, anesthetist, blood pressure, examination, health, history, inpatient, library, oxidative stress, plague o western blot.

En cuanto a la traducción de severe, este adjetivo inglés no corresponde a nuestro «severo», que en español significa «serio» o «riguroso», y sirve únicamente para calificar el carácter de una persona.

En muchos textos médicos se utiliza en el sentido de «grave» como en la siguiente frase: the situation is severe; however, it has not yet reached a critical point (la situación es grave, pero aún no es crítica). Igual sucede cuando dicen en inglés que un paciente se halla in severe condition (en estado grave) o utilizan este adjetivo para calificar enfermedades como severe heart failure (insuficiencia cardíaca grave), severe leukemia (leucemia grave) o severe trauma (traumatismo grave).

Ésa no es, sin embargo, la única acepción del inglés severe, de modo que el médico y el traductor científico no deben caer en la trampa de recurrir de forma acrítica a la traducción de severe por grave, pues con frecuencia es preferible recurrir a otros adjetivos como intenso o fuerte (pero no necesariamente grave). En una frase como «polyuria is usually accompanied by severe thist», por ejemplo, está claro que la sed en español nunca puede calificarse de «grave» y sería preferible una traducción como ésta: «la poliuria suele acompañarse de polidipsia». Algo parecido sucede con la frase «he sustained a severe blow on the head» (recibió un fuerte golpe en la cabeza) o las expresiones severe dyspnoea (disnea intensa), severe nausea (náuseas intensas) o severe pain (dolor intenso, dolor agudo).

En dermatología, como muy acertadamente apunta el consultante en su carta, es frecuente el uso de severe en inglés para hacer referencia a una dermatosis de gran intensidad o especialmente extensa. Desde luego, las expresiones psoriasis extensa y acné noduloquística extensa son más claras que las formas angloides «psoriasis severa» y «acné severo», y sin duda preferibles a éstas.

Fernando A. Navarro

2. ANAGEN, CATAGEN, TELOGEN

«Como aficionado a la histopatología cutánea me he planteado a menudo cuál sería la forma correcta de traducir al español los términos anagen, catagen y telogen. Entre los dermatólogos españoles lo habitual es decir folículo en (fase de) anagén, catagén o telogén. Sólo algunos, más puristas, dicen folículo en fase anágena.

Usted dice que estos términos son sustantivos y que igual que hablamos de un antígeno debemos hablar de un anágeno o de un catágeno. Pero yo veo el problema en que anágeno y catágeno no son entidades (como un antígeno o un carcinógeno), sino fases transitorias en el ciclo biológico de una estructura o entidad llamada folículo piloso. Por eso empleamos esos términos sólo para decir en qué fase del ciclo se encuentra un folículo o un grupo de folículos. En ese caso, ¿cómo debemos decir?, ¿que los folículos están en fase anágena, que están en anágeno o que son anágenos?

No sé si me he explicado bien... Se trata de si los folículos son o están anágenos... En mi opinión anágeno es una cualidad, un adjetivo, del folículo, pero no una entidad per se, un sustantivo como usted propone.»

Anónimo

Respuesta

Con frecuencia, a uno no le queda más remedio que aceptar lo evidente. En este caso es cierto que en la formulación de las entradas anagen, catagen y telogen no fui todo lo preciso que debía haber sido. Lo más grave del caso es que esta misma pregunta me la había planteado ya en 1995 el director de Actas Dermo-Sifiliográficas, Sánchez Yus, cuando se publicó la primera versión del glosario dermatológico de dudas. Pero yo, cabezota de mí, me mantuve en mis trece y volví a escribir en relación con anagen y demás familia «este sustantivo» donde debería haber escrito «este adjetivo sustantivable».

Es bien sabido que muchos adjetivos pueden sustantivarse y funcionar en ocasiones como verdaderos adjetivos y en ocasiones como adjetivos sustantivados que en nada se distinguen de los auténticos sustantivos. En este paso del carácter adjetivo al sustantivo el adjetivo original puede mantener el género (como de «la monja superiora» se pasa a «la superiora») o modificarlo (como de «la lengua española» se pasa a «el español» o de «la persona enferma» a «el enfermo»).

Este proceso de sustantivación resulta especialmente evidente en el lenguaje médico con los adjetivos terminados en -geno. De esta manera tanto da decir «un producto andrógeno», «una sustancia andrógena» o «un andrógeno». Todas las formas son correctas y el empleo preferente de una u otra dependerá del contexto, el uso habitual y las preferencias personales del autor. Es como si alguien me preguntara cuál de las siguientes expresiones es correcta: ¿el agua es líquida, el agua está en estado líquido o el agua es un líquido? Cualquiera de ellas lo es. Pues de igual modo el folículo piloso está en fase anágena y está también en anágeno, como no veo tampoco ningún problema en hablar del anágeno folicular o los folículos anágenos.

Más problemas plantea al médico la traducción de estos adjetivos sustantivados a partir del inglés. El inglés, es bien sabido, permite yuxtaponer dos sustantivos para conceder al primero de ellos carácter adjetivo. Pueden decir sencillamente heart failure donde nosotros no diríamos nunca «insuficiencia corazón»; en castellano estamos obligados a introducir una preposición entre los dos sustantivos (insuficiencia «del» corazón) o sustituir el segundo de ellos (el primero en inglés) por un adjetivo (insuficiencia «cardíaca»). Por desgracia, la influencia del inglés hace que cada vez sea más frecuente leer en español expresiones angloides como «depresión postparto» (en lugar de depresión puerperal), «estudio caso-control» (en lugar de estudio de casos y testigos), «vacuna antihepatitis» (en lugar de vacuna antihepática o vacuna contra la hepatitis), «variabilidad intraanálisis» (en lugar de variabilidad intranalítica), «carcinoma célula pequeña» (en lugar de carcinoma microcítico) o «infección VIH» (en lugar de infección por el VIH).

Ahora me interesa más, no obstante, otro aspecto de esta peculiar forma de adjetivación en inglés. Y es que el inglés admite también la yuxtaposición de un adjetivo sustantivado a un sustantivo, mientras que el español exige en estos casos, como hemos visto, la interposición de una preposición. En español, en efecto, si colocamos un adjetivo sustantivado junto a otro sustantivo sin interponer una preposición, aquél vuelve a convertirse en adjetivo y adopta de nuevo su significado primitivo, que con frecuencia es muy distinto. Véamoslo con unos cuantos ejemplos: positive puede tener tanto en inglés como en español valor de adjetivo («efecto positivo») o de sustantivo («en el análisis se obtuvieron 30 positivos y sólo un negativo»), pero la traducción de positive predictive value por «valor predictivo positivo» es un disparate, pues ese positive no hace referencia a ningún supuesto «valor positivo», sino que se trata del valor de un positivo (es decir, de un resultado positivo). Igual sucede con expresiones del tipo analgesic nephropathy, que no es una «nefropatía analgésica» (puesto que no alivia el dolor), sino una nefropatía por analgésicos (debida al abuso de analgésicos), o neuroleptic malignant syndrome, que en absoluto es un «síndrome neuroléptico» (es decir, un síndrome que calma la agitación y la hiperactividad neuromuscular), sino un síndrome maligno por neurolépticos. Y hay muchísimos ejemplos más en el lenguaje médico: animal experiments no son «experimentos animales», sino experimentos con animales; liquid chromatography no es «cromatografía líquida» (¡¿cómo va a ser líquida la cromatografía?!), sino comatografía de líquidos o cromatografía en fase líquida; ethical committee no es un «comité ético» (es decir, un comité que se comporta éticamente), sino un comité de ética (que se ocupa de asuntos relacionados con la ética; es la misma diferencia que existe entre un comité investigador y un comité de investigación).

Fernando A. Navarro

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