La historia ha documentado ampliamente cómo el papel de la mujer ha sido relegado y subordinado en los ámbitos social y económico. Esta situación ha desencadenado una lucha continua por parte de las mujeres en busca de la equidad de género. Su movimiento no solo busca asegurar un derecho fundamental, sino también construir un entorno participativo, pacífico y saludable en todos los aspectos de la sociedad1.
El artículo «Análisis de género de las reuniones científicas en dermatología»2, señala que en los congresos de dermatología revelan una notoria brecha de género, evidenciando que los varones ocupan roles destacados con mayor frecuencia que las mujeres, a pesar de la creciente tendencia hacia la feminización en esta área profesional. Este estudio es crucial, ya que permite identificar aspectos que van más allá de la mera práctica médica, como el agotamiento laboral (burnout) y la conciliación entre la vida laboral y familiar, entre otros.
Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS 5) de las Naciones Unidas se centra en la igualdad de género. Destaca la necesidad urgente de reformar políticas integrales para superar las barreras sistémicas que dificultan alcanzar una representación equitativa de las mujeres en roles de liderazgo en el ámbito laboral3,4.
El «síndrome» de leaking pipeline se utiliza como metáfora para ilustrar cómo las mujeres enfrentan obstáculos para ascender a roles superiores en sus carreras profesionales. Este fenómeno se sustenta en diversas variables. Por ejemplo, un estudio realizado en Argentina en el sector de la salud reveló que las mujeres profesionales de la salud ganan un 35% menos que los varones, y un 42% menos por hora trabajada5. Además, en España, se encontró que el 16,5% de las enfermeras se ven obligadas a tomar licencias por ansiedad, estrés o agotamiento mental, siendo las profesionales del área sociosanitaria las más afectadas (19,1%)6,7.
El leaking pipeline se manifiesta a través de varios indicadores. En primer lugar, la persistente brecha salarial en el sector de la salud obstaculiza el progreso profesional de las mujeres. En segundo lugar, la fatiga mental resultante de la sobrecarga laboral y la constante presión para tomar decisiones puede provocar estrés y agotamiento. En tercer lugar, los prejuicios inconscientes presentes en los procesos de ascenso, así como las responsabilidades familiares, también influyen. Por último, los sesgos de género arraigados en la cultura organizacional, la falta de modelos femeninos en posiciones de liderazgo y la percepción de que los entornos dominados por los varones son menos acogedores pueden contribuir a esta tendencia.
Para hacer frente al leaking pipeline en el ámbito de la salud, es esencial brindar oportunidades equitativas a la mano de obra femenina, implementar políticas estatales contra la brecha de género y eliminar los sesgos arraigados, como el machismo. Asimismo, otorgar poder de decisión a las mujeres en aspectos fundamentales de los servicios de salud es crucial.
En última instancia, un cambio de actitud en la sociedad hacia la equidad de género promoverá el desarrollo sanitario, asegurando un acceso igualitario a los derechos, tratamiento, oportunidades y recursos para todos.
Consideraciones éticasEl consentimiento informado no fue requerido, debido a que la información fue recolectada a partir de fuentes secundarias.
FinanciaciónNo existen fuentes de financiación públicas ni privadas.