La neoplasia intraepitelial anal (NIA) de alto grado, considerada un precursor del cáncer anal, ha presentado un incremento de su incidencia a expensas de determinadas poblaciones de riesgo, especialmente los infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y hombres que mantienen sexo con otros hombres (HSH)1.
Existe evidencia de que el virus del papiloma humano (VPH) desempeña un papel fundamental en la etiopatogenia de hasta el 93% del cáncer anal. De hecho, tanto en la NIA de alto grado como en los carcinomas anales se ha detectado un aumento significativo de los genotipos oncogénicos 16 y 181.
Aunque se desconoce la evolución natural de la NIA y se han descrito tasas de regresión de hasta el 29%, hay casos de progresión a formas infiltrantes, especialmente en pacientes VIH con cifras de CD4 por debajo de 200cels/μl y edad más avanzada2.
Actualmente no existe un protocolo de cribado de la NIA definitivo, entre otras razones por la falta de datos acerca de la contribución del cribado a la disminución de la morbimortalidad del cáncer anal. La mayoría de los autores se basan en el esquema inicial propuesto por Chin-Hong y Palefsky que todavía no contempla el genotipado del VPH como prueba de cribado inicial3.
El despistaje de la NIA se basa en la combinación de la citología anal con la anoscopia de alta resolución, de forma análoga a lo que se realiza en el cribado del cáncer de cérvix. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la citología anal puede infradiagnosticar casos de la NIA de alto grado, especialmente en pacientes inmunodeprimidos, descrita hasta en un 52,7% por Botes et al.4.
Recientemente se ha propuesto la detección del VPH mediante captura de híbridos y el genotipado como herramientas complementarias en el despistaje de la NIA. La detección de genotipos de riesgo se produce mediante un ensayo de hibridación de ácidos nucleicos en microplaca y posterior amplificación de señal mediante quimioluminiscencia para la detección cualitativa de los diferentes genotipos del VPH de alto y bajo riesgo. Esta técnica está respaldada por numerosos estudios de correlación, en concreto en población por VIH, que comparan los hallazgos de ambos métodos diagnósticos, citología anal y detección del VPH, con una alta asociación entre displasias de alto grado e infección por múltiples genotipos del VPH de alto riesgo2.
En las poblaciones de alto riesgo, como los pacientes por VIH y HSH, en los que la citología anal revele ausencia de displasia, la detección de genotipos de alto riesgo puede ser clave. En estos casos, es aconsejable llevar a cabo una exploración minuciosa del canal anal mediante anoscopia de alta resolución que permita identificar y biopsiar lesiones sospechosas de la NIA de alto grado (fig. 1).
Por todo ello, las últimas corrientes posicionan la detección y genotipado del VPH como la herramienta más sensible y específica en el despistaje de la NIA5. No obstante, son precisos estudios de sensibilidad y coste-eficacia que comparen los diferentes procedimientos diagnósticos empleados en su cribado con la biopsia guiada por anoscopia, que sigue siendo la prueba de confirmación diagnóstica definitiva.