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Vol. 93. Núm. 2.
Páginas 118-121 (febrero 2002)
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Fusariosis diseminada en paciente con leucemia mieloblástica aguda
Disseminated fusarium infection in a patient with acute myelogenous leukemia
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Susana Córdoba Guijarroa, Agustín Acevedo Barberáb, Rosario Serrano Pardob, Ricardo Ruiz Rodrígueza
a Unidad de Dermatología. Clínica Ruber. Madrid.
b Unidad de Anatomía Patológica. Clínica Ruber. Madrid.
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Fig. 1. --Lesiones nodulares, eritematosas, mal delimitadas, de centro necrótico en brazo.
Fig. 2. --Intensa infiltración por elementos fúngicos en dermis media y profunda (H&E).
Fig. 3. --Detalle de los hongos invadiendo la pared un vaso (PAS)
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Fusarium es un género de hongos de distribución universal, patógenos habituales de animales y plantas. Son agentes causales de infecciones graves en pacientes inmunodeprimidos, siendo éstas de difícil tratamiento y mal pronóstico. Presentamos el caso de un paciente de 62 años diagnosticado de leucemia mieloide aguda tipo M1-M2 secundaria a síndrome mielodisplásico que recibió tratamiento con quimioterapia y antibioterapia de amplio espectro y anfotericina B por cuadro febril sin foco aparente. El día +35 de quimioterapia se observaron en la espalda, brazos, muslos y cara escasas lesiones papulonodulares, eritematovioláceas, mal delimitadas, asintomáticas, algunas de ellas con centro necrótico, de 3­4 días de evolución, acompañadas de fiebre y mal estado general. La analítica demostró anemia, neutropenia y trombopenia. La radiografía de tórax mostró una condensación en hilio derecho y lóbulo superior izquierdo. La biopsia cutánea mostró la presencia de abundantes elementos fúngicos en dermis papilar y reticular, acompañados de una mínima respuesta inflamatoria. En el cultivo de la biopsia cutánea se identificó un hongo del género Fusarium. Se añadió al tratamiento previo itraconazol, sin mejoría. Las lesiones cutáneas y la sintomatología general mejoraron coincidiendo con el tratamiento con factor estimulante de colonias de granulocitos y la recuperación de la neutropenia, llegando el paciente a quedar asintomático.
Palabras clave:
leucemia, inmunodepresión, hongos, Fusarium
Abstract.--Members of the Fusarium genus are ubiquitous soil fungi and are common plant pathogens. More recently, they have become important as pathogens of immunocompromised human patients. A 62-year-old man with acute mielogenous leukemia due to mielodisplastic syndrome treated with chemotherapy, antibiotherapy and amphotericin B developed fever, malaise and red papular skin lesions, asymmetrically distributed over the face, trunk and extremities. Central necrosis appeared in some of them. Laboratory test only revealed anemia, trombopenia and leukopenia. A radiological examination revealed lung inolvement. Skin biopsy showed numerous septate hyphae in mid and deep dermis. A sparse inflammatory infiltrate was present. Culture from skin lesions showed a Fusarium species. Antifungal treatment with a combination of amphotericin B was given without improvement. The skin lesions disappeared with granulocyte colony-stimulating factor therapy and neutropenia recovery.
Keywords:
leukemia, immunocompromised patient, fungus, Fusarium
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INTRODUCCIÓN

Fusarium es un género de hongos del suelo, de distribución universal, ubicuos y de gran importancia económica por ser patógenos habituales de animales y plantas1, 2. Ocasionalmente producen infecciones oportunistas en el hombre.

Las infecciones causadas por este género de hongos se incluyen dentro de las producidas por hongos que presentan hifas hialinas septadas, por lo que se denominan de forma genérica hialohifomicosis3.

La clínica relacionada con los hongos del género Fusarium puede ser muy variada. Así se han descrito desde cuadros sistémicos tóxicos por ingestión de alimentos contaminados con micotoxinas hasta verdaderas infecciones1.

Éstas pueden ser infecciones en pacientes inmunocompetentes relacionadas con la presencia de cuerpos extraños que el hongo tendría capacidad de invadir, como lentillas, catéteres de diálisis o venosos2, 4. Además dan lugar a infecciones localizadas, las más habituales son onicomicosis, colonización de quemaduras y úlceras en diabéticos5. También pueden producir afectación localizada de otros órganos como el ojo, los senos paranasales, el hueso o el oído2. En pacientes inmunodeprimidos dan lugar a infecciones diseminadas graves y de difícil tratamiento.

DESCRIPCION DEL CASO

Paciente varón de 62 años, diagnosticado de leucemia mieloblástica aguda tipo M1-M2 secundaria a síndrome mielodisplásico. Realizó tratamiento con distintas pautas de quimioterapia por falta de respuesta hematológica, además de antibioterapia de amplio espectro y anfotericina B, desde el día +19 de quimioterapia, por cuadro febril sin foco aparente.

En el día +35 de quimioterapia se observaron múltiples lesiones de aproximadamente 10-12 días de evolución. Estas lesiones, papulonodulares, bien delimitadas, alguna de ellas con centro necrótico, salpicadas en tronco y miembros, eran asintomáticas y estaban infiltradas a la palpación (fig. 1). El cuadro se acompañaba de fiebre, mal estado general y debilidad muscular.

Fig. 1.--Lesiones nodulares, eritematosas, mal delimitadas, de centro necrótico en brazo.

En la analítica destacaban anemia (hemoglobina 9,7 g/dl), intensa leucopenia (leu 200/mm3) y trombopenia (plaquetas 800/mm3). En la placa de tórax se observó un infiltrado parenquimatoso en hilio derecho y lóbulo superior derecho. El ecocardiograma, la ecografía abdominal y la radiografía de senos fueron normales.

La biopsia de piel mostró discreta espongiosis y exocitosis linfocitaria en la epidermis, observándose en dermis papilar y reticular una intensa infiltración por elementos fúngicos en forma de hifas tabicadas y no tabicadas, en ocasiones bifurcadas, y por estructuras de tipo levaduriforme (fig. 2). Estas hifas tenían afinidad por las paredes vasculares a las que invadían (fig. 3). La respuesta inflamatoria acompañante es prácticamente nula. En el cultivo de la biopsia cutánea se identificó un hongo del género Fusarium, siendo los hemocultivos, cultivos del catéter y de esputo negativos.

Fig. 2.--Intensa infiltración por elementos fúngicos en dermis media y profunda (H&E).

Fig. 3.--Detalle de los hongos invadiendo la pared un vaso (PAS)

Se añadió itraconazol al tratamiento previo con anfotericina B, sin mejoría e incluso con aparición de nuevas lesiones.

El paciente recibió posteriormente factor estimulante de colonias de granulocitos por su proceso hematológico de base, observándose la desaparición progresiva de las lesiones y la mejoría de su situación general coincidiendo con la recuperación de la neutropenia, llegando a quedar asintomático. Actualmente el paciente muestra signos de síndrome mielodisplásico, no habiendo presentado nuevas lesiones cutáneas ni síntomas sistémicos de infección fúngica.

DISCUSION

La infección diseminada por Fusarium fue descrita por primera vez en 19735, desde entonces se han publicado unos 80 casos en pacientes inmunodeprimidos (el 90% enfermos hematológicos)4, 6, 8-14.

Clínicamente se caracteriza por la presencia de fiebre, lesiones cutáneas y mialgias, habitualmente en pacientes que ya están recibiendo tratamiento antifúngico9. Se asocia además afectación de casi cualquier órgano, siendo los más frecuentemente afectados la sangre y el pulmón2.

La puerta de entrada del hongo en la infección diseminada suele ser difícil de establecer. Los catéteres venosos centrales, el aparato digestivo y la piel en el caso de úlceras o quemaduras se han considerado posibles vías a partir de las cuales se diseminaría la infección. La alta tasa de afectación pulmonar observada en los pacientes con fusariosis diseminada ha hecho considerar en este órgano como otra posible puerta de entrada de la infección11.

Las lesiones cutáneas aparecen hasta en el 70% de los casos, pudiendo ser clínicamente muy variadas. Se han descrito máculas eritematosas13, nódulos15 sin o con necrosis como en nuestro caso, lesiones purpúricas o pústulas14.

Ante este cuadro clínico, muy sugestivo de infección sistémica por un hongo, en un paciente inmunodeprimido debemos hacer diagnóstico diferencial con la aspergilosis sistémica, infección, por otra parte, más habitual. Clínica e histológicamente la fusariosis y la aspergilosis sistémicas son prácticamente indistinguibles. Las lesiones cutáneas son menos frecuentes en la aspergilosis, en la que aparecen sólo en un 20% a 25% de los casos, y el Aspergillus es más difícil de aislar que

el Fusarium. El cultivo es imprescindible para hacer el diagnóstico definitivo3, 9, 16. Aunque es relativamente fácil aislar Fusarium en hemocultivos, siendo hasta el 50% de los hemocultivos positivos, es muy difícil la identificación de la especie.

El tratamiento de la fusariosis diseminada continúa siendo controvertido12. La mayoría de los aislamiento son resistentes in vitro a anfotericina B, flucitosina e imidazoles1,17. En casos aislados se ha utilizado rifampicina, itraconazol, griseofulvina y recientemente terbinafina con resultados variables16,18. A pesar de las resistencias observadas in vitro, la anfotericina B a altas dosis continúa siendo el tratamiento de elección, utilizándose las nuevas formas liposomales por su menor toxicidad10,14.

El pronóstico de la infección diseminada es malo, con una mortalidad de hasta el 70%. El uso de antifúngicos profilácticos en pacientes inmunodeprimidos no parece mejorar el pronóstico, pues teóricamente podría seleccionar cepas resistentes2. La evolución de la infección está directamente relacionada con las cifras de neutrófilos y la recuperación de la neutropenia parece ser el único factor que mejora el pronóstico2, 11, 15-17, 19.

El éxito del tratamiento parece no depender tanto del tratamiento en sí mismo como de la recuperación de las defensas del huésped. Así la mejoría clínica suele coincidir con la recuperación de la neutropenia, por lo que algunos autores proponen la utilización de factores estimulantes de colonias en el tratamiento de estos pacientes2, 14, 17, 19. Los sucesivos ciclos de quimioterapia a los que son sometidos los enfermos hematológicos pueden determinar reactivaciones de la infección fúngica, coincidiendo con la reaparición de la neutropenia.

Hemos presentado un caso de fusariosis diseminada en un paciente hematológico en tratamiento con quimioterapia. Queremos destacar la evolución favorable observada en este caso, que contrasta con lo publicado en la literatura. Evolución que probablemente esté más en relación con la recuperación de la neutropenia que con el tratamiento antifúngico administrado.

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